viernes, 28 de septiembre de 2012

AQUERÓN. SHERRILYN KENYON

Vaya!, pues parece que ya le iba tocando el turno al primero de los Cazadores Oscuros. La verdad es que después de toda una saga ya se empezaba a sentir cierta curiosidad por un personaje que aparece en todas las novelas publicadas hasta ahora, siempre rodeado de misterios en cuanto a su origen, sus sentimientos o su vida cotidiana, y también es verdad que en las últimas entregas ya se daban algunas pistas pero siempre verdades a medias, lo que contribuía a aumentar el interés. Así, después de todo, no eran de extrañar sus casi 830 páginas.



La novela está dividida en dos partes, una primera, datada en el año 9548 a. C., en la que somos testigos del drama que supuso para su madre el tener que separarse de él cuando aún no había nacido y del impacto que causó su nacimiento en su familia adoptiva, resultó evidente que no era un niño normal, y las relaciones entre humanos y dioses en esa época estaban a la orden del día -por eso su padre pensó que su madre se acostó con un dios griego y que de esa traición hacia su persona resultó Aquerón-,  así que desde el momento en que llegó al mundo humano fue rechazado por todo su entorno, por todos menos por su hermana Ryssa que fue la única que vio en él al niño que era, incapaz de comprender la razón de los insultos y las palizas. Tal fue la repudia que causó en su padre que lo llamaron Aquerón en honor al río de la aflicción - "...Al igual que el curso del río del Inframundo, su viaje será oscuro, largo e imperecedero. Tendrá el don de dar la vida y de quitarla. Caminará solo y abandonado...siempre buscando benevolencia, pero encontrando únicamente crueldad: que los dioses se apiaden de ti, pequeñín. Porque nadie más lo hará"- . Aquerón va creciendo pero las cosas no le van mucho mejor, desterrado y sometido, solo y humillado, ni siquiera goza de la protección de la diosa Artemisa con la que mantiene una especial y secreta relación de amistad, y así hasta su vigesimoprimer cumpleaños. La segunda parte está ambientada en la actualidad y Aquerón sigue siendo el protagonista, ya como dios atlante y líder de los Cazadores Oscuros, pero siempre atormentado por su pasado secreto. Respecto a su relación con Artemisa -ya sabíamos por novelas anteriores que nunca dejaron de encontrarse- ahora resulta más especial si cabe pues por fin comprendemos los sentimientos mutuos de amor-odio que se demuestran, así como los escabrosos detalles de sus encuentros. En esta novela, la mayor preocupación de Aquerón es que alguien descubra lo que fue en el pasado, en su vida como humano, y que eso influya en la imagen que tienen de él sus conocidos, - en realidad tiene miedo de que lo rechacen por algo que le obligaron a hacer -, y eso sería fácil si alguien encontrara los restos de la que fue la Atlántida y ese alguien podría ser Soteria Kafieri. Tory es una joven griega que proviene de una familia de arqueólogos y que ha descubierto el emplazamiento exacto de la isla. En sus excavaciones ha obtenido diferentes objetos que probarían su teoría y ayudarían a lavar el nombre de su padre y su tío, entre ellos uno de los diarios que escribió Ryssa y por el que varias organizaciones estarían dispuestas a matar. Y aunque Aquerón no duda en tirar por tierra las afirmaciones de Tory burlándose de ella en plena conferencia, se verá obligado a protegerla de seres cuyas ambiciones conoce muy bien.

En cuanto a mis impresiones, pues bien, pese al volumen de la novela la verdad es que se lee bastante bien. Está dividida en dos partes bien diferenciadas por el tiempo y el espacio, además en la primera también se puede distinguir un cambio en la narración, primero es Ryssa y después el propio Aquerón, con lo que se vuelve bastante dinámica. Además la historia mantiene la línea de todas las anteriores. No has sorpresas en este sentido.

Se hace raro que Aquerón sea el protagonista pero al mismo tiempo está genial, resulta fascinante conocerlo, porque así se le muestra como a uno más, con sus inseguridades, defectos y virtudes, lejos del ser imponente e impasible que se cree, además ya era hora de que él también encontrara el amor y se medio librara de la z---- de Artemisa, que resulta ser bastante perversa y cruel a lo largo de toda la novela, empeorando a lo largo de los siglos, vamos que no me extraña que no sea de las más queridas, o lo que es lo mismo, que podría morir en la siguiente entrega y nadie lloraría su muerte -pero no, no puede morir porque al ser la diosa de la luna su desaparición supondría la desaparición del mundo tal y como lo conocemos así que..- , aunque siendo justos, en realidad creo que no supo jugar bien sus cartas. Por otro lado, me ha gustado que se aclarase la relación entre Aquerón y Apolimia, que pese a sus diferencias, se entiendan, se apoyen y se quieran.

Fuera de todo esto, hay otras cosas que he ido observando a lo largo de la saga, fórmulas que la autora explota quizá con demasiada frecuencia aunque no por eso deben tomarse como algo negativo o que le resten atractivo a estas novelas. Por ejemplo, es muy habitual que cuando marca una linea de comportamiento o de obsesión en un personajes lo repita continuamente como si el lector necesitara acordarse de ello una y otra vez. Una traición, un sentimiento, una culpa, la imposibilidad de sus relaciones sentimentales con otro personaje, - hay veces que cuando se lamentan tan insistentemente sobre lo que pueden, deben, deberían o querrían hacer, dan ganas de mandarlos callar -. Hay otra cosa que en las primeras novelas me pareció muy interesante cuando se desarrollaban historias distintas que después convergían en una común - recuerdo que era la celebración del Mardi Grass en Nueva Orleans- , incluso me parecía gracioso que los protagonistas de unas aparecieran en las otras. Claro que eso era gracioso hasta esta novela pues resulta que ya son demasiados y acaban por sonarte todos los nombres pero no sabes ni qué ni dónde has leído sobre ellos, la verdad es que resulta muy frustrante a la par que agotador, por no hablar de cuando se hace mención a acontecimientos puntuales del pasado que yo por más que lo intento no logro recordar -en concreto, en ésta se supone que Katra y Tory vivieron juntas en algún momento pero no sé ni dónde ni cuándo-. Pero no sé, creo que me debo estar volviendo algo retorcida porque aún así me encantó. Algo que sí ha hecho bien Kenyon es mencionar a Nick Gautier, ahora me muero de ganas por leer sobre él. Y creo que la autora está demasiado obsesionada con el matrimonio y los hijos porque no hay novela que no acabe con sus protagonistas casados y esperando descendencia. Y tengo que decirlo porque si no no conseguiré dormir tranquila esta noche, en la segunda parte de esta novela hay cierta conversación de chicas que casi consigue hacerme desear haber nacido varón con tanto amorcito, cariñín, cuchicuchi o maridito para referirse a sus respectivos tío buenos, creo que no era necesaria tanta cursilería. Creo que no tengo nada más que añadir al respecto pero como le seguiré dando vueltas un par de días, si se me ocurre algo más lo añadiré aunque para ello tenga que utilizar un comentario.

Un saludo, Lola.

P. D: se me ha hecho raro leer una novela de Sherrilyn Kenyon y que no sea en mis vacaciones de junio, ha sido como a destiempo aunque agradable, como comer torrijas sin ser Semana Santa.

3 comentarios:

  1. Muy buena reseña! A ver si algún día me animo con esta autora, que sigo sin leer ninguno de sus libros. Y contagias las ganitas con tu reseña.
    Besotes!!!

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  2. Yo lo leí hace ya algún tiempo y me gusto bastante, aunque reconozco que me gustó más la primera mitad que la segunda, creo que en la parte que sucede en la época actual pierde un poco de intensidad... pero aún asi lo disfrute mucho.

    Besos

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