martes, 2 de diciembre de 2014

Seis días de diciembre. Jordi Sierra i Fabra


La verdad es que me ha gustado mucho volver a tener noticias de Miquel Mascarell, más aún cuando no las esperaba, no sé por qué pero me había echo a la idea de que el crimen que investigó en Dos días de mayo sería su último caso y no sólo por lo cerca que estuvo de no salir con vida de él. Quizá sea porque siempre pienso que está demasiado mayor para los líos en los que se mete, o le meten. En fin, espero que tengamos Mascarell para rato.

Ahora es su "amigo" Lenin, un raterillo de poca monta al que metió en el calabozo en más de una ocasión y con el que luego le tocó compartirlo, quién le hace partícipe de un extraño hallazgo. Resulta que Lenin iba por la calle cuando es testigo de un accidente de tráfico, un taxi que choca contra un camión, los conductores discuten mientras el cliente del taxi intenta mediar en la disputa, la puerta trasera del taxi está abierta y en el interior hay un maletín pidiendo a gritos que lo roben. El problema surge cuando, más tarde, Lenin descubre que el propietario del maletín, un inglés llamado Alexander Peyton Cross, ha muerto en extrañas circunstancias puede que por lo que contiene ese mismo maletín que ahora está en su poder. Lenin no sólo teme por su vida si no por la de toda su familia. Si alguien ha sido capaz de matar por unos simples papeles en inglés y un cuaderno con fotos de unos cuantos cuadros, hará lo que sea por recuperarlos. Y Lenin sólo conoce a un hombre capaz de ayudarle: el inspector Mascarell. Lo que Lenin no sabe es que ese maletín pertenecía a un Monuments men, que esos papeles escritos es inglés desvelan el paradero de un importante alijo de cuadros, que se cee en manos de un general nazi oculto en España, y que ese cuaderno con fotos de cuadros es uno de los álbumes confeccionados por el propio Hitler. A Miquel no le queda otra que ayudarle, no sólo a ocultar a su familia, si no a impedir que esos cuadros sigan en manos ajenas. La cuestión es que, ahora, Miquel tiene mucho que perder, sobre todo desde que el comisario Amador se la jurara tan sólo unos meses atrás, así que si le descubre husmeando y haciendo preguntas...

No es que sea una amante de la Historia pero he de reconocer que me atrae bastante el tema de los Monuments men y su labor, no sólo por la dedicación que debía requerir investigar el destino elegido para ocultar las miles de obras de arte que Hitler expolió durante y después de la guerra, y que van desde minas hasta sótanos, si no también por el riesgo que corría esta gente al enfrentarse a personajes que ya habían demostrado con anterioridad su falta de escrúpulos. Además es un tema que se puso bastante de moda y no hace mucho a cuento del estreno de una película dedicada a ellos. Y con la película llegaron varios artículos en revistas temáticas y el descubrimiento de que antes de película fue libro.

Esta entrega tiene de especial, además de su temática, un carácter más íntimo que nos descubre la vida familiar y cotidiana de Mascarell, dejando un poco de lado la crítica más cruda de la naturaleza humana, aunque de eso también hay en esta novela. Me ha llamado especialmente la atención las veces que él mismo se cuestiona su paso por este mundo y lo que le queda en él, su vida al lado de la mujer a la que ama. No deja de repetir lo afortunado que se siente por tenerla de su lado. Me encanta eso que dice de que uno tiene la edad de la persona a la que ama. Y la pareja que hace con Lenin, el típico charlatán que al principio hace gracia pero que termina cansando, es espectacular, aunque no recordaba que el inspector fuera tan gruñón. Supongo que cuando uno está acostumbrado a trabajar solo y disfruta de la calma y el silencio que se requiere para pensar y atar cabos, pues que se lo quiten de una manera tan radical tiene que avinagrar el carácter. El estilo de Sierra i Fabra me resulta impecable, al igual que el dibujo que hace de la España sometida a la dictadura franquista, lo más triste es que determinados episodios de la Historia demuestran que la gente al final se acostumbra a todo con tal de sobrevivir, y quizá ese sea el mayor mérito. Sobrevivir cuando se tiene todo en contra.

Un saludo, Lola.


jueves, 20 de noviembre de 2014

El año que pasé con Bevilaqua y Chamorro. Los cuerpos extraños

El cuerpo de la actual alcaldesa de un pueblo valenciano aparece semidesnudo y con marcas de estrangulamiento en una playa próxima a su lugar de residencia. El capitán Pereira sólo confía en Vila y su equipo para investigar, con la máxima discreción, una muerte en la que podrían estar implicadas algunas de las personas más influyentes de la zona, o lo que es lo mismo concejales de urbanismo, empresarios del ocio y de la noche, constructores.... Pero en este caso, Vila no sólo deberá centrarse en esclarecer la muerte de Karen Ortí Hansen, con sus muchos posibles sospechosos, porque la alcaldesa se ganó unos cuantos enemigos, y sus escasas pistas, si no que deberá lidiar con las rencillas locales y la oculta vida sentimental de Karen, además de trabajar cuidándose de los intereses de sus superiores y de la clase política en general.

Al final, en las novelas de Silva sólo hay dos posibles culpables, los muy evidentes o los más insospechados, sólo queda entonces resolver la forma de dar con ellos.
Creo que a estas alturas no es necesario añadir nada a este respecto. Uno más para la lista. El estilo del autor sigue la misma línea. La temática elegida para esta historia es bastante actual, hablar de una corrupción a la que tristemente estamos más que acostumbrados hasta como que carece de mérito, y es más que evidente que la población está cansada de la clase política y sus chanchullos. Que aparezca un cadáver en una playa es lo único que Silva necesita incluir para crear su historia. Así que supongo que la gracia de esta novela se encuentra en la vida diaria y en los sentimientos y confidencias que nos revelan unos personajes a los que ya se les empieza a coger cariño. Si me tengo que quedar con algo de esta nueva entrega estoy segura de que es eso. Una novela que no deja de ser entretenida pero que no estaría dentro de mis favoritas de la serie.

Un saludo, Lola.

viernes, 14 de noviembre de 2014

LA FRASE DEL DÍA

No se culpe. Lo que pudo haber sido nunca importa. Por algo no fue.

Los cuerpos extraños. Lorenzo Silva. Página 218.

lunes, 22 de septiembre de 2014

La saga de los longevos. Eva García Sáenz

Adriana Alameda es una joven arqueóloga que vuelve a Santander, su ciudad natal, para incorporarse al Museo de Arqueología de Cantabría (MAC), próximo a Costa Quebrada, y con el firme objetivo de investigar los motivos que llevaron a su madre a suicidarse. Héctor, Iago y Jairo Del Castillo, más conocidos entre sus trabajadores como la Santísima Trinidad, llevan poco tiempo al frente del MAC pero necesitan contratar a una persona responsable de su Área de Prehistoria con la vocación, la experiencia y los contactos de Adriana. Para ella es el trabajo ideal y no quiere cagarla ya que supone una oportunidad para volver a sus raíces y reconciliarse con su pasado, aunque pronto se verá envuelta en un extraño triángulo amoroso lleno de odios ancestrales, celos, intrigas y secretos familiares, que cambiará su visión de la vida para siempre. Adriana nunca pensó estar tan cerca de la Historia como lo estará a partir de ahora.
La Vieja Familia está compuesta por Lur, el primero de los hombres, y sus hijos Urko, Nagorno y la pequeña Lyra, los tres de madres y épocas diferentes, los tres cargando a sus espaldas con el peso de los años, los tres tan distintos que cada cierto tiempo sienten la necesidad de vivir sus vidas por separado para después volver a reunirse. Otros quedaron atrás y esa pena es la que les ha llevado a tratar de identificar, ayudados por los avances tecnológicos del siglo XXI, el gen que les hace vivir más tiempo que al resto de los seres humanos. Esa naturaleza es la base de su secreto. Un secreto que, junto con sus identidades, nunca deberá ser desvelado.

La Saga de los Longevos. Una novela que me llamó la atención hace varios años por su curioso argumento y a la que por fin he logrado encontrar un hueco. Definitivamente, es una historia que no deja de tener su encanto por lo extraño de sus personajes y el contexto que implican las distintas ubicaciones elegidas por su autora. Además, García Sáenz sabe mantener el ritmo a lo largo de toda la trama a través de las intrigas y secretos que guarda esta singular familia. Es una pena que el pensamiento científico tenga que imponerse por esa estúpida manía de tener que explicarlo y probarlo todo. Al menos, podrían dejarnos una parcelita, aunque sea pequeña, de la literatura. De cualquier forma, esta novela no se libra de un par de peros, que a mí no me molestan pero que haberlos, hay los.

Creo que García Sáenz ha desaprovechado un par de bazas bastante buenas. Dejando a un lado la parte científica, que para mí está escrita en chino, pero del mandarino, en ésta y en cualquier otra novela,  sí que creo que en este caso está bien resuelta porque la autora no se ha complicado y ha llegado a una explicación lógica que ciertamente podría tener su fundamento.

En cuanto a la parte histórica, cuyo rigor no puedo valorar porque carezco de los conocimientos necesarios para ello, sí también para esto soy una negada, me da la impresión de que podría haber aprovechado más la oportunidad que le brindaban personajes que han vivido de primera mano la Historia. Podría haber hecho un repaso, más o menos general, de determinadas épocas históricas, podría haber incluido alguno de los acontecimientos más relevantes. En realidad, sólo hace referencia a costumbres y hábitos de la vida diaria, algunos rituales, incluso lanza ciertas interpretaciones que a mí, como lectora, pues he de reconocer que me han gustado porque no dejan de crear cierta complicidad entre el lector, el autor y los personajes. Claro que igual no estaba entre sus objetivos el de escribir una novela histórica. Algo que resulta curioso es cómo los personajes deben mostrar especial cuidado para no desvelar aspectos de la vida cotidiana de otras épocas que ellos conocen de primera mano, pero que aún no se han descubierto o son interpretadas de otra manera por la comunidad científica. Sobre todo en aquellas épocas más antiguas de las que existen escasos testimonios y se basan en especulaciones que son más o menos aceptadas por el resto de historiadores.

Algo que realmente me hubiera gustado, porque al final no deja de ser una novela romántica, es que la autora hubiese incluido algún encuentro más entre los dos protagonistas principales las anteriores veces que Iago vivió en Santander, creo recordar que sólo hay una coincidencia y tan vaga que la niña a la que se hace referencia podría haber sido cualquier otra. Por lo demás, es una novela de amorío bastante fácil y obvia, en algún punto incluso demasiado pastelosa, aunque el mundo de los museos, la arqueología, los misterios ocultos de una historia que jamás conoceremos y la perspectiva de que existan seres humanos vagando por la tierra que conocen la respuesta a tantas preguntas y que han sido testigos de lo mejor y de lo peor, pues le aportan un punto bastante especial. Además me gusta que la autora haga referencia a lugares, monumentos, piezas arqueológicas y enclaves reales, como una forma de anclar la novela a la realidad, hacerla más cercana en contraposición, o como complemento, respecto de la parte fantástica en la que se basa la historia. También es cierto que Eva García Sáenz desarrolla teorías bastante interesantes.

Por un lado, habla de la posible incapacidad de una sociedad normal de mantener a un número elevado de personas cuya naturaleza les permita vivir más de lo normal, no sólo desde el punto de vista económico, aunque supongo que en ese caso lo normal sería cambiar las normas del juego, si no también desde una punto de vista social, cultural y político, qué sociedad sería capaz de soportar el mandato de un dictador que, en condiciones naturales, podría vivir miles de años, generaciones y generaciones que no conozcan otra forma de vida. Aunque creo que eso ya pasa, no?

Por otro lado, se centra mucho en la idea de desmitificar el concepto de inmortalidad o el de eterna juventud. Puede que sean muchos los momentos felices que estas personas hayan vivido a lo largo de su extensa vida, pero al final lo que queda es la pena y el sufrimiento de ir perdiendo a los seres queridos, de no poder desvelar su verdadera naturaleza por miedo al rechazo o la incomprensión, en un mundo que teme lo diferente, de haber tenido que hacer cosas con las que quizá no estaban muy de acuerdo para sobrevivir. Supongo que llega un día en el que te ves obligado a hacer balance.

Y por otro, la autora termina por imponer la supremacía del pensamiento científico y objetivo, y habla de esos seres mitológico que en realidad eran fruto de mutaciones que en tiempos pasados eran incomprensibles e inexplicables, pero que sólo se podían entender recurriendo a la magia y la fantasía, y que se transmitieron de esa manera hasta nuestros días.

En esta novela juega un papel muy importante toda la zona de la costa cántabra, pero en especial el monte de El Castillo y su cueva. De entre todas las referencias que se hacen a hallazgos arqueológicos y a partes de esta cueva, me quedo sin duda con este lugar, por el significado que se le da en la novela, no sé si el mismo que tuviera en la Prehistoria.

La cueva de El Castillo, El Monte de El Castillo, Cantabria


No sé por qué pero cuando me decidí por esta novela tenía entendido y asumido que era una historia completa, cerrada, que no formaba ni formaría parte de ninguna saga. Pese a titularse La saga de los longevos y tenerlo frente a mis narices todo este tiempo. Venga, pero si dice saga, por el amor de Dios. El final de la novela es bastante explícito en este sentido y a pesar de eso durante unos minutos seguí pensando que quizá era una gracia de la autora. Tampoco es que te deje la historia a medias, es sólo que introduce nuevos elementos, así que...por qué no? Por una vez una novela que no se termina comiendo perdices. Pero claro, luego una se pone a buscar la portada de la novela para incluirla en esta reseña y aquí está el resultado: La saga de los longevos II, prometiendo con este título que habrá más, supongo, aunque con la suerte que me gasto últimamente en mis suposiciones...igual no.
Deseando conocer nuevas y mejores aventuras de los Longevos...

Un saludo, Lola.

jueves, 11 de septiembre de 2014

El país del miedo. Isaac Rosa

La historia de la familia de Carlos es sencilla. Todo comienza el día que Rosa, su mujer, descubre que le falta dinero en la cartera. El primer impulso es pensar en un simple descuido o incluso una posible pérdida. Los días sucesivos tratará de poner más atención o ser más cuidadosa, pero el dinero le sigue faltado, billetes de pequeño valor que podrían pasar desapercibidos. Después unos pendientes que echa en falta, y si se fija bien, alguna película o cd de música. Tras un par de noches sin dormir, llega a la conclusión de que sólo puede ser la empleada marroquí que limpia su casa un par de horas a la semana, quizá su situación económica le lleve a cometer pequeños hurtos en las casas en las que trabaja. No piensa en denunciarla pero sí la despide, pese a que la muchacha niega en varias ocasiones las acusaciones y suplica a Sara que la readmita porque también la despidieron en las otras casa del mismo portal al saberse la noticia. Una simple casualidad les lleva a descubrir que es su hijo el que está detrás de las desapariciones y que es un compañero de instituto quién le obliga a llevarlas a cabo. Además descubren que Pablo ha sido agredido, parece que en varias ocasiones, por este mismo chico. Mientras Sara piensa en denunciarlo a la policía y cambiar a Pablo de instituto, Carlos cree que sería mejor tratar de resolver el conflicto mediante otras vías más encaminadas al diálogo y la comprensión, a fin de cuentas sólo son niños. Pero la vida no es sencilla y la cosa comienza a complicarse ante la falta de determinación de Carlos, los miedos comienzan a aflorar y con ellos la mentira que deberá mantener en complicidad con Pablo, por el bien de la familia.

Carlos se define como un hombre pacífico, que no se ve capacitado para hacer frente a los conflictos directos, pues para él siempre implican violencia, su mayor temor. Es una persona poco decidida, que no sabe mantenerse firme ante las posibles amenazas. Una persona con prejuicios que basa su vida en miedos, algunos inventados, en los que la imaginación, la lógica y el racionalismo juegan un papel muy importante. Cuesta imaginarse cómo alguien así puede reunir cada día el valor suficiente como para salir de su casa. Con todo esto, su personaje es bastante consecuente y su comportamiento será siempre previsible. En la vida de Sara también están muy presentes ciertos prejuicios, aún así se muestra más libre respecto del miedo, menos temerosa y quizá menos precavida frente a una posible agresión, pero es decidida y sabe lo que hay que hacer frente a determinadas situaciones. Ambos forman un matrimonio sin confianza ni comunicación, con miedo al juicio (que al final se convierte en una forma de autojuicio), a lo que pueda pensar el otro de determinados comportamientos, formas de pensar o quebraderos de cabeza existenciales y que, inevitablemente, acabará basándose en una mentira muy gorda, de esas que se mantienen por inercia y costumbre. La manera de actuar respecto al problema de Pablo es complicada, porque implica una decisión y unas consecuencias difíciles de aventurar, pero en fin...la cuestión es verse ante esa tesitura, son muchos los factores que pueden intervenir y siempre se trataría de hacer lo que uno considera que es lo correcto.
El final es bastante desconcertante porque a pesar de la violencia pagada con más violencia, la vida sigue y todo se supera. Puede rememorarse, aparecerse en sueños, pero el tiempo tiene la capacidad de relegar determinadas vivencias. ¿Es eso lo que pretende enseñarnos Isaac Rosa con esta novela? Tenéis que leer a Herman Koch ese sí que es un maestro del despiste moral.

Puede que el formato de esta historia se parezca más a una especie de ensayo novelado, si es que algo así existe, ya que pese a que nos encontramos con un conflicto real de fondo, es sólo el vehículo empleado por el autor para hacer un análisis de los miedos que podría plantearse cualquier ser humano contemporáneo, porque los miedos de otras épocas se suponen superados. Miedos sociales, antropológicos, históricos y culturales, incluso económicos. Unos miedos más justificados que otros, situaciones con más base para ser temidas que otras, otras más inverosímiles o exageradas cuando la imaginación entra en juego, pero al final, durante los días posteriores a la lectura de esta novela, los miedos del protagonistas se hacen propios, y durante esos días, el mundo se mira con otros ojos. Cada rostro, cada lugar, cada movimiento es analizado con cierto recelo. Tranquilos, se pasa.

En ese análisis, el autor tiene muy presentes el papel que juegan, en el imaginario de cualquier persona, los medios de comunicación, el cine y la literatura, así como las implicaciones de la mente en el desarrollo y creación de nuevos miedos. Según esto, es posible temer más un dolor previsible, pensado o imaginado, que un dolor real y físico. Se puede temer más al personaje estereotipado que al real, igual que el miedo pensado y psicológico puede intimidar más que el real. Eso de que la realidad supera la ficción no sería tan literal, creo que en ese sentido no somos conscientes del poder que ejerce la mente sobre el cuerpo. Claro que en algunos casos, Isaac Rosa juega con la exageración, pero es que a veces esa es la única forma de llamar la atención respecto de algo. ¿Quién no ha pensado alguna vez en la posibilidad de que le asalten la casa, incluso estando dentro, mientras uno duerme? son cosas que pasan, que de hecho han pasado, todos vemos la tele o leemos el periódico, pero yo no me voy a la cama todos los días pensando que algo así podría ocurrirme esa misma noche, ni siquiera si me despierto en mitad de la noche por haber escuchado un ruido. Igual que tampoco me planteo cual sería la mejor forma de actuar para evitarme la paliza de los ladrones. Resulta evidente la capacidad del autor para materializar y mostrar a través de la palabra, miedos que quizá uno no sienta porque nunca a pensado en ellos, nunca ha sido capaz de traspasar esa línea.

En algún sitio han comparado esta novela con las de Cormac McCarthy, yo sólo he leído La carretera y me pareció mucho más sugerente, evocadora y a la vez más cruda, fatalista y desoladora que El país del miedo. Ni siquiera creo que el estilo de ambos guarde alguna relación.

Para ser sinceros, y a estas alturas no tengo nada que perder en este sentido, sólo me animé a leer esta novela porque me enteré de que preparaban la película y el protagonista era interpretado por uno de mis actores favoritos, José Luis García Pérez. Ahora me parece una lectura interesante y recomendable que podría haber leído antes.

Esta es la portada del libro que yo he leído pero preferí poner la otra porque creo que ilustra mejor la filosofía de la novela, es mucho más ilustrativa. En el contexto que dibuja el autor, la única forma de sobrevivir es el aislamiento, la ceguera.

Un saludo, Lola.

Los horrores son soportables mientras se trate sólo de sufrirlos, pero matan cuando se reflexiona sobre ellos. Erich Marie Remarque.

jueves, 31 de julio de 2014

El año que pasé con Bevilacqua y Chamorro. LA MARCA DEL MERIDIANO

Os adelanto desde ya que en esta reseña seré breve por dos razones. Primera, me voy de vacaciones y no tengo mucho tiempo para dedicarle a esto. Es como una tarea pendiente e ineludible que tengo que llevar a cabo antes del fin de semana, así que cuanto antes, mejor. Y segunda, me da la sensación de que después de seis novelas sobre los mismos temas y con los mismos protagonistas, empiezo a repetirme. Siento que ya no sé qué decir que no haya dicho antes. Así que creo que con la séptima lo mejor para todos es que vaya al grano.

Resulta que llegan a manos del (ahora) coronel Pereira las fotografías de un subteniente retirado al que han colgado de un puente en Logroño. Pereira confía en Vila para llevar el caso no sólo por su más que demostrada competencia, si no por los años de servicio que compartieron en Barcelona. Rafael Robles fue su superior y mentor durante los años en que estuvo destinado en la ciudad condal y ya coincidió con él años atrás en la resolución del caso de Neus Barutell. Así que Vila se siente obligado a esclarecer su asesinato, además de porque así se lo requiere un superior, por el deber moral que le une a Robles y el respeto que siempre sintió hacía a su persona. Todo se enreda bastante, aunque consiguen apañarse bien, porque son varias las jurisdicciones que afectan al caso y varios los cuerpos de seguridad que deben trabajar en él. Además, para rizar el rizo, entra en juego el brigada López de Asuntos Internos. Supongo que de este detalle es fácil deducir que en esta historia se descubrirán algunos trapos sucios del Cuerpo. Ovejas negras que no merecen vestir el uniforme ni servir a la seguridad del ciudadano. Guardias que decidieron cruzar la linea y que deberán pagar por ello por legítimos (o no) que fueran sus motivos. Con su regreso a Barcelona, Vila tendrá que hacer frente, de una vez por todas y por dolorosos que le sean, a sus recuerdos de los años vividos en Barcelona, de cómo lo tuvo y lo perdió todo. Esta vez no le resultará tan fácil desterrarlos a lo más profundo de su memoria como ya lo hiciera la última vez que recorrió las calles de esa ciudad. Al mismo tiempo, tendrá que esquivar los recelos de Chamorro, que muy bien intuye que Vila no es del todo sincero respecto a lo que puede saber sobre los trabajos que realizaba Robles y los motivos que llevaron a sus asesinos a ajustarle las cuentas de la manera en que lo hicieron.

Nuevas incorporaciones, ascensos en la escala de mandos, todos más viejos, más sabios y más templados pero la misma conclusión, el ser humano es capaz de lo mejor y de lo peor. Las tentaciones son difíciles de rechazar cuando se presentan delante de uno y más, cuando ese uno dispone de cierta ventaja respecto del resto y carece de un mínimo de escrúpulos. Negocios sucios, tráfico de personas, prostitución, drogas, corrupción...esta historia no se priva de nada. Una vez más, se utiliza esta novela para hacer una crítica de las condiciones bajo las que debe trabajar la Guardia Civil, se vuelven a mencionar las diferencias legendarias entre madrileños y catalanes, y algo que creo que es personal y que debe responder a algún episodio traumático vivido por el propio Lorenzo Silva, las compañías aéreas low cost vuelven a ser objeto de la ira del autor. Personalmente, no estoy muy de acuerdo con las conclusiones de Vila respecto del caso, aunque supongo que es inevitable medir con otro rasero cuando el afectado te toca de cerca.

Otra entrega, que todo parecía apuntar a que sería la última pero que resulta que no, de la serie de Bevilacqua y Chamorro y que aprovecho para recomendar aunque sólo sea por el rato de entretenimiento. Además creo que es de las que más me ha gustado leer, o menos me ha costado leer, quizá porque es la más intimista y en la que se revela parte de lo que atormenta al pobre de Vila. Ahora se entienden muchas cosas.

Ganó el Premio Planeta 2012, certamen en el que Silva participó con este manuscrito que entiendo, resultaría de todo menos anónimo, a no ser que se presentara a sus protagonistas bajo otros nombres. Pero... en fin, con estos calores propios del verano como que no apetece hacer una reflexión profunda sobre las justicias e injusticias del mundo editorial. Un mundo y un negocio que, dicho sea de paso, a mi se me queda grande pero que en mi imaginación se presenta como lleno de intereses, conspiraciones e intrigas. Ains! ¡Qué ganas tengo y qué falta me hace un descanso!

Un saludo y feliz verano, Lola.

P.D: Esto no acaba aquí, ahora tengo pendiente Los cuerpos extraños, y supongo que estaría bien una especie de reflexión final que recoja mis impresiones sobre la serie, no?. No sé si estoy preparada para algo así pero, en todo caso, eso será a la vuelta. Ahora sigo con la novela que me debía de Kenyon, que aunque da más calor del que quita, al menos no da en qué pensar.

P.D. 2: Por cierto, ¿qué tendrá pensado hacer Silva con Vila cuando tenga que jubilarle? Ahora ronda los cincuenta. ¿Qué le quedan, 10 o 15 años de servicio? ¿Le convertirá en un investigador privado, viejo y amargado, pero con la intuición necesaria como para seguir resolviendo asesinatos? Quién sabe, aunque eso suena más a novela, qué se yo... ¿americana?

miércoles, 30 de julio de 2014

LA FRASE DEL DÍA

Aquí, a dos celdas de donde yo me encuentro escribiendo estas líneas, hay un recluso que dice que en corredor de la muerte no hay ateos.


El paciente. Juan Gómez-Jurado. Página 53

martes, 8 de julio de 2014

El paciente. Juan Gómez Jurado

El dilema que plantea esta novela es sencillo, ¿qué estaría dispuesto a hacer un padre por salvar la vida de su hija? Yendo aún más lejos ¿qué estaría dispuesto a hacer el doctor Evans por salvar la vida de su hija después de no haber sido capaz de salvar la vida de su mujer?¿Cualquier cosa?, ¿y si tuviera que matar a otro ser humano, en contra de todos los principios que juró defender y haciendo uso de la ventaja que el confiere su condición de médico?, ¿y si ese ser humano fuera la persona más poderosa del planeta, el Presidente de los Estados Unidos, El Paciente? ¿Cualquier cosa?


La vida de David nunca fue fácil pero su suerte cambió el día que fue adoptado por la familia Evans. Su padre adoptivo era médico y supo valorar la vocación que nacía en el joven Dave, quién con mucho esfuerzo y trabajo logra convertirse en uno de los neurocirujanos más importantes de Estados Unidos, consigue un buen trabajo en uno de los hospitales más elitistas de Washington y tiene la familia ideal. Pero ahora, el doctor David Evans no pasa por su mejor momento. Desde la muerte de su mujer no hace otra cosa que no sea trabajar, se ha vuelto una persona arisca, antipática y desagradable, y ya no dedica el tiempo que debería, ni el que le gustaría, a su hija. La cosa empeorará el día en que llegue a su casa después de una larga operación, y la encuentre vacía. El trato es simple, si David quiere recuperar a Julia, la operación a la que necesita someterse el Presidente de los Estados Unidos deberá salir mal y El Paciente deberá morir.

Con la excusa de estar escribiendo una novela en la que narrará todo lo acontecido, David nos hará partícipes de su historia desde una celda del corredor de la muerte. ¿Cómo llega hasta allí? Lo tenéis fácil si queréis averiguarlo.

Pese a que la historia sería firme candidata a ser el argumento de una de esas películas de sobremesa, con las que da gustito echarse la siesta, puede que por el american way of life que destila, la verdad es que es una novela entretenida, interesante y con el punto justo de morbosidad para que el lector busque cualquier excusa, buena o mala, que le permita seguir leyendo. Narrada en primera persona, directamente desde el corredor de la muerte, busca la cercanía y proximidad con un lector del que se presupone conoce un suceso que tuvo trascendencia internacional. Y eso es algo que me gusta pues le da verosimilitud a una historia que, contada de otra manera, no tendría más remedio que carecer de ella. Además del punto de vista de David, se intercalan capítulos en los que la protagonista es su cuñada Kate, que trabaja como agente del Servicio Secreto y que se verá obligada a intervenir, teniendo que elegir entre el deber y la lealtad. Y no nos podemos olvidar del tercer vértice del triángulo, el frío, letal y despiadado señor White, el cerebro encargado de urdir un plan tan retorcido como el que le plantea a David pero que en realidad sólo cumple órdenes de sombras más oscuras y poderosas. Así no es más que una marioneta pero capaz de llevar a cabo algunas de las acciones más impactantes de la novela. Más allá de la disyuntiva principal, no existen temas secundarios que no sean telas de araña conspiratorias, amores secretos, imposibles y frustrantes, reproches, remordimientos y culpabililidades personales y una dura crítica al sistema médico estadounidense.

Sinceramente no era muy partidaria de Gómez-Jurado, y eso que nunca había leído nada suyo. Sus contratos con Dios y sus espías nunca llegaron a llamar mi atención, pero mira tú por dónde que este tema sí que despertó mi interés y me ha gustado tanto su lectura que no dudaré en recomendarla e incluso puede que me anime con sus otras novelas.

Un saludo, Lola.

P.D: Después de un mes sin ninguna inspiración para la lectura y del merecido paréntesis que supone esta novela, vuelvo con Silva y su penúltimo caso de Vila y Chamorro.

jueves, 5 de junio de 2014

El año que pasé con Bevilaqua y Chamorro. LA ESTRATEGIA DEL AGUA

Vila comienza esta novela de mala leche y más desencantado con la sociedad de lo que es habitual en él porque a un juez se le ha ocurrido la idea de soltar a un tipo al que le costó mucho meter entre rejas. Incluso ha pensado en abandonar la empresa para la que trabaja. Así se entiende que no esté de humor para afrontar un nuevo caso que, a priori, no le atrae nada, la ejecución de un hombre en el ascensor de su propio edificio. La víctima es Óscar Santacruz y aunque al principio todo apunta a que los dos tiros se los había ganado por jugar dónde y con quién no debía, pronto se descubre que la realidad bien podía ser otra después de mantener sendas conversaciones con la hermana y la novia del fallecido. Aunque en un principio Vila manifiesta cierta cautela a la hora de considerar las declaraciones de ambas mujeres por la subjetividad que llevan implícitas, poco a poco, va descubriendo los hilos de una red en la que los celos, la soberbia y la traición, en un marco legal y judicial del que es posible cuestionarse su adaptabilidad a situaciones reales, se muestran como las motivaciones más bajas que llevan a un ser humano a creerse en posición de amenazar, perseguir y arrebatarle la vida a otro. Para este caso, además de con su ya inseparable Virgi, contará con la colaboración del guardia Juan Arnau, la nueva incorporación que será además objeto de las burlas de Vila, y con la cabo Salgado, a la que ya conocíamos de anteriores entregas pero que se nos muestra ahora como una auténtica revelación dentro de sus limitaciones, claro.

Parece que cada vez aguanto mejor, o me molestan menos, las reflexiones filosóficas de Vila, también es cierto que se ven agradablemente recompensadas con algunos de sus comentarios, diálogos y actuaciones. Una pena que esto esté llegando a su fin, por el momento y hasta que Silva quiera. Por otro lado, se agradece la incorporación de sangre fresca, creo que ya iba llegando la hora de las novedades. Ahora esto es un trío como dios manda. Además reconozco el carácter cada vez más humano de los personajes, que aciertan y se equivocan como el resto de los mortales, nótense a este efecto ciertos detalles entre Chamorro y Salgado. Supongo que siempre estaremos, por las razones que sean, atados al lastre de los prejuicios. Quizá estemos ante una de las consecuencias de nuestra condición de seres pensantes, dotados de raciocinio, que tienden a vivir en sociedad y a relacionarse con seres semejantes. En fin, supongo que habrá que aprender a vivir con ello porque no nos engañemos, nadie está libre de sucumbir a ellos. Además, creo que es un arma de doble filo pues nos sentimos enormemente satisfechos cuando acertamos con ese primer juicio, incluso nos enorgullecemos de nuestra intuición, pero inmensamente humillados en caso contrario por la injusticia que llegamos a cometer. Vaya creo se me está pegando esta fea manía de la reflexión gratuita.

En cuanto a la temática, creo que con esta historia Lorenzo Silva es especialmente duro respecto de las leyes que regulan la custodia de los hijos en los casos de divorcio, y expone la injusticia a la que se ve sometido el género masculino frente al femenino, cuando bien es verdad que la capacidad o incapacidad para hacerse cargo de los hijos no es cuestión de género si no de personalidad y es algo que consigue gracias a la identificación, aunque parcial, de Vila con la víctima. Ambos divorciados y obligados a ejercer la paternidad una vez cada dos fines de semana y quince días en vacaciones, claro que uno con más suerte que el otro. Además, en este caso, aprovecha para hacer extensible esta denuncia a las leyes relacionadas con la violencia de género. Unas medidas justas y necesarias siempre que se persiga a quienes traten de beneficiarse de estas leyes haciendo un mal uso de las mismas, y siempre que quienes están encargados de aplicarlas y hacerlas cumplir, cuenten con los medios y los recursos necesarios para tal efecto.

Respecto a esta novela, he de decir que es una de las que más me han gustado de la serie. A pesar de que su planteamiento es sencillo, resulta una historia con un desarrollo lógico, coherente e interesante - aunque hay un fleco que a mí se me queda suelto, pero también puede ser que sospechara sin razón -. Lo que apunta que el éxito no está en la complejidad, sino en el buen hacer. Pero desde ya puedo decir que esta no será mi favorita pues he leído la trasera de La marca del meridiano, y sólo con eso ya promete.

La estrategia del agua es la capacidad de adaptarse a las particularidades del terreno, a las vicisitudes que se nos muestran en el día a día, en la lucha que cada uno afronta como mejor puede y sabe, pero siempre con valor y resistencia, siempre con constancia y persistencia, sin dejarse vencer o doblegar. Así, de una u otra manera, el alma perdura. Más allá de que esta idea surge como planteamiento de una estrategia bélica, creo que no hay guerra más encarnizada que las batallas del día a día. Como filosofía de vida no está nada mal. Con esto me quedo...

Un saludo, Lola.

P.D: Justo después de escribir esto me entero de que Lorenzo Silva acaba de publicar otra novela para Vila y Chamorro, Los cuerpos extraños. La cosa tiene delito!

jueves, 8 de mayo de 2014

El año que pasé con Bevilaqua y Chamorro. LA REINA SIN ESPEJO

Neus Barutell, una famosa presentadora de TV, aparece apuñalada en su casa de Zaragoza. Todo apunta a un crimen pasional, por las circunstancias en que la policía encuentra el cuerpo, pero en el que el marido queda descartado desde el minuto cero por tener coartada. Además, pronto se descubrirá que el suyo era un matrimonio peculiar, basado en el respeto y la admiración, pero en el que cada uno era poseedor de su propio espacio. Vila y Chamorro acuden a Zaragoza para ayudar en la investigación y pronto deben trasladarse a Barcelona ya que la vida de Neus se desarrollaba en la Ciudad Condal. Madrid-Zaragoza-Barcelona, Guardia Civil-Policía Local-Mossos d'Escuadra, una combinación curiosa, interesante y prometedora.

Pese a que es parte de su trabajo y ha de resignarse a ello, a Vila no le hace demasiada ilusión volver a la ciudad que le acogió durante tres años de su servicio. Al parecer, algo pasó durante ese tiempo, algo de lo que Vila no está muy orgulloso, y que consiguió marcarle para los restos. Por si esto fuera poco, en varias ocasiones da a entender que, con su traslado a Madrid, se dejó a alguien allí sin que todavía conozcamos las circunstancias en las que eso ocurrió. Mi lectura al respecto es que, desde ese momento, su vida se vio afectada de manera considerable pero no ha pasado una sola noche sin que se pregunte que hubiera pasado si... Así que no nos queda otra que hacer frente a un Vila mucho más melancólico y derrotado, atormentado por los fantasmas que dejó en Barcelona diez años atrás. Hay un personaje que aparece en esta novela, un tal Robles, que vivió lo que vivió Vila y que creo que volverá a aparecer en un futuro no muy lejano ayudándonos a descubrir el pastel. No sé por qué pero me da que no nos va a gustar mucho lo que nos desvele, o nos hará considerar a Vila desde otra perspectiva. Claro, que todo esto son conjeturas personales y puede que me equivoque de largo.
En este punto, he de confesar que por más que lo intento, sigo sin pillarle el punto a Vila cuando empieza a dar rienda suelta a su palabrería, de hecho creo que algunas de sus reflexiones me sobran, y creo que en ocasiones, aunque él lo niegue, observa a los que le rodean desde una posición elevada, emitiendo juicios de valor enmascarados. Aunque entiendo que despierte curiosidad para con sus compañeros de oficio, no deja pasar la ocasión de demostrar lo que aprendió en la carrera, por mucho que reniegue de ello.
En cuanto a Chamorro, nada que añadir, sigue creciendo y evolucionando como persona, cada vez se muestra más confiada y Vila la tiene en muy buena estima por su valía como investigadora. Va sumando puntos.
Algo que me parece interesante y sobre lo que merece la pena reflexionar, es la idea que introduce Silva a través de la figura de Neus Barutell. Es inevitable que se cree cierta distancia entre los personajes que gozan de cierta fama y el resto de la humanidad, es lógico que el resto de los mortales necesitemos descubrirles las miserias propias de su condición humana, y es igualmente cierto, para bien o para mal, que en ocasiones les otorguemos un estatus, una imagen y una personalidad que están muy alejadas de la realidad, llegando a crear seres ideales. Así, Neus se debate entre su yo más íntimo y personal, la imagen que proyecta a través de los medios de comunicación y el personaje que de ella crean los demás. Supongo que en cierto modo, es como mirarse a través del espejo. No cabe duda de que son las consecuencias de la fama.

Poco más que añadir. La verdad es que hacia la mitad de la investigación, el caso parece que promete, pero su resolución termina siendo bastante simple. Nada retorcido. En realidad, se trata de no dejar cabos sueltos. En esta ocasión se vuelve a dar la circunstancia de que algunos de los que se encuentran junto a la línea se deciden a cruzarla, pura estadística según Vila. A parte de esto, hay un par de temas que aparecen en distintas partes de la narración. Sin intención de meterme mucho en el jardín que es la política, Silva alude en varias ocasiones al independentismo catalán y el sentimiento que despierta en los catalanes. Se sirve de una institución, la Guardia Civil, formada por personas que provienen de distintas partes del país para poner en contraste las distintas posiciones frente a este tema. En este sentido, creo que Silva no puede evitar caer en algunos tópicos. El cambio generacional es algo que también preocupa al autor, con este viaje, Vila se da cuenta de que se hace mayor, no sólo cuando mira hacia su hijo sino cuando lo hace hacia las nuevas promociones que van ingresando en el Cuerpo, comprobando que el abismo que se abre es cada vez mayor.

En fin, creo que me ratifico en lo dicho en anteriores reseñas. La novela, con su historia y sus personajes, es entretenida y proporciona un buen rato, pero sigo encontrando demasiados peros. Igual dentro de nada pasan a ser prejuicios y no consigo deshacerme de ellos ni con todo el empeño del mundo.

Un saludo, Lola.

P.D: Así fue como conoció, y no pudo resistir , la soledad inmensa y definitiva de la reina sin espejo. Página 379.

lunes, 5 de mayo de 2014

LA FRASE DEL DÍA

Quizá la sabiduría de un hombre no se mida tanto por las luces que adquiere como por las sombras de las que acierta a despojarse en el camino de la vida.


Página 258. La reina sin espejo. Lorenzo Silva.

lunes, 7 de abril de 2014

Huesos en el jardín. Henning Mankell

Huesos en el jardín es la última novela publicada dentro de la Serie Wallander, aunque fue escrita con anterioridad y la historia que narra deberíamos ubicarla cronológicamente entre CortafuegosEl hombre inquieto. Al parecer Mankell publicó esta novela en 2004 pero nunca tuvo intención de que se tradujera a otros idiomas, hasta que la BBC mostró verdadero interés por incluir esta historia en su adaptación para la televisión. Lo que sí está claro es que todo parece apuntar a que El hombre inquieto es y será el último caso de Kurt Wallander

Kurt Wallander vive con su hija en un pequeño apartamento ubicado en Miriangata desde que ésta comenzó a trabajar como policía en la comisaría de Ystad . Linda y él se llevan bastante bien pero ya empiezan a recordar a un matrimonio de ancianos. Lo que más desea Wallander en ese momento es comprarse una casita en el campo, tener un perro y lo que resultaría más complicado de conseguir, una mujer que lo entendiera y con la que pudiera compartir su tiempo. Su compañero Martinsson le ofrece las llaves de una vieja casa propiedad de un primo de su mujer y que pretenden vender ahora que el anciano ha ingresado en una residencia de la que él mismo sospecha no saldrá con vida - me encanta el humor azuloscurocasinegro presente en toda la novela -. La casa está en la zona de Löderup, cerca de donde vivía su padre, por lo que todo allí le resulta bastante familiar. Wallander ya está imaginando su vida allí, incluso el precio que acuerda con Martinsson le resulta asequible para su sueldo y sus ahorros de policía, cuando recuerda haber tropezado con algo extraño en la parte trasera del jardín. La cuestión es que no es un rastrillo o una raíz, si no los huesos de una mano. Y así es como se esfuman las ensoñaciones de Kurt y comienza un nuevo caso para Wallander. Un caso que a todas luces parece complicado por el tiempo que ha transcurrido desde la muerte del cadáver y por la época en la que tendría lugar, justo en plena Guerra Mundial, cuando el tránsito de personas en toda esta zona era difícil de controlar.

Una novela fácil de leer que uno se asegura pasar un rato entretenido - aunque corto, un par de tarde a lo sumo, una si es un día de lluvia como el de hoy -, con un desarrollo de la trama lógico e impecable, sin demasiados tiempos muertos durante la investigación que puedan hacer perder el interés por la historia. Es evidente que en ciertos aspectos no se den demasiados detalles o sólo se apunten algunos datos, sobre todo en el tiempo en que van surgiendo nuevas informaciones o líneas de investigación, pero que más se le puede pedir a una novela de algo más de 150 páginas. Me gusta Kurt Wallander, tiene un carácter curioso en el que se mezcla la desesperanza propia de no tener la vida que a uno le gustaría y el humor más siniestro con el gusto por la ópera y el vino tinto. Su hija también es interesante, es una joven independiente, seca y distante. Y creo que tienen una relación muy bonita, ésa en la que el padre no puede engañar a la hija porque cada gesto le delata, en la que la hija no pierde la oportunidad de regañar al padre y en la que los momentos de silencio dicen más que aquellos llenos de palabras sin sentido. Tampoco puedo añadir mucho más, es lo que tiene empezar por el final, aunque debo admitir la curiosidad que siento, además de por el resto de novelas de la serie, por la que protagoniza Linda Wallander, Antes de que hiele, y por El retorno del profesor de baile, en la que el protagonista es Stefan Lindman, otro policía perteneciente a la misma comisaría.

Por último, añadir lo curioso del posfacio que escribe Mankell y que se incluye en la última parte de esta publicación. En él, el autor reflexiona sobre las circunstancias que le llevaron a crear el personaje de Kurt Wallander así como la motivación de las distintas historias en las que se ve envuelto. Todo indica que fue el racismo, o la lacra de la que nunca se librará Suecia, como él mismo asegura, lo que provocó en él la necesidad de escribir. Al mismo tiempo hace balance de lo que ha supuesto para él Kurt Wallander y las implicaciones que tendrá la idea, creo que no muy firme, de no volver a escribir sobre él.

Un saludo, Lola.

P.D: este año no me quito de encima la novela negra ni aunque me lo proponga pero estoy preparada.

martes, 1 de abril de 2014

El año que pasé con Bevilacqua y Chamorro. LA NIEBLA Y LA DONCELLA

En esta ocasión, Vila y Chamorro aterrizan en La Gomera por expreso deseo del destino, y la reapertura de un caso que tuvo lugar hace algo más de dos años, todo hay que decirlo. El ahora subdelegado del gobierno es familiar de la madre del chico al que encontraron asesinado en el parque nacional de la isla, y ésta no parará de presionarle hasta que consiga que se vuelva a investigar todo lo relacionado con la muerte de su hijo pues el que fuera acusado entonces, Juan Luis Gómez Padilla, en ese momento concejal y vicepresidente del cabildo insular, fue declarado inocente después, eso sí, de pasar un año en prisión. Los dos investigadores vuelven a repasar todos los detalles del caso cuyo desarrollo parece, a primera vista, bastante lógico, contando esta vez con la ayuda de la guardia Anglada, una joven que entonces estaba destinada en La Gomera y que participó directamente en la investigación.
En un paisaje de una belleza exuberante y casi fantasmagórica, Vila y Chamorro deberán andar el camino que antes andaran sus compañeros rezando por tener mejor suerte que ellos, o quizá no sea una cuestión de azar sino de atención, concentración y madurez. Lo que está claro es que nunca hay que dejarse llevar por las apariencias o los deseos personales. Las pasiones nublan la razón - no se dónde he oído esto antes pero os aseguro que no puede ser más acertado, dado el caso que nos ocupa -.

La conclusión más directa y evidente; parece fácil, aunque no ineludible, dejarse llevar y verse arrastrado por el bando contra el que se lucha. Supongo que cuando la oportunidad se tiene tan cerca como para poder tocarla con la punta de los dedos y las supuestas ventajas son tan seductoras, cuesta mantener la rectitud moral y, aunque se puedan mantener ciertos valores, es duro renunciar al dinero que dicha actividad pueda reportar, más cuando se tiene una visión fatalista del presente y el futuro, se goza de un mínimo de poder y se tiene la certeza absoluta de que nada puede fallar. Supongo que lo que Silva pretende poner de manifiesto es la corruptividad de la carne, o si lo preferís, que el ser humano es débil por naturaleza, aunque hay algunos que lo llevan mejor que otros.

Dejando esto a un lado, creo que Lorenzo Silva se sirve de esta novela para teorizar sobre la muerte y sobre lo que ésta supone para el ser humano pues son muchas las reflexiones que se ofrecen a este respecto. Hay una frase que me ha llamado especialmente la atención, cuando Vila declara, ...y que saboreo, a través de esa persona cercana, la muerte que quizá no seré capaz de saborear en mí mismo, cuando me toque. Página 272. Creo que se refiere a que el dolor que puede experimentarse con la muerte de un ser querido sería muy próximo al que podría sentirse ante la muerte propia. Es como una extensión de ese dolor.

Tampoco pasa desapercibida la crítica que hace, a través de Vila, en relación al sistema judicial y penitenciario. Simplemente no confía en las cárceles como centros de reinserción si no existe una intención de reeducación por parte del individuo y según él, eso depende mucho del futuro que le espere fuera de ese centro, aunque eso no significa ni mucho menos que esté de acuerdo con otros tipos de castigo. Otro aspecto curioso, que no sé hasta que punto se corresponderá con el sentimiento real que se tenga desde el punto de vista del guardia civil, es la imagen de los jueces como niños malcriados y prepotentes, deseosos de marcar las distancias y de que se les reconozca su estatus y el poder que éste les reporta. En ocasiones incluso, tanto jueces como abogados y fiscales, los de las togas negras, son presentados como seres despiadados que no tienen en consideración los sentimientos de los familiares, testigos o imputados.

Hay cosas que no me gustan, como el contexto familiar de Vila, que en esta novela aparece de la nada como si siempre hubiera estado allí. No es que no me guste, de hecho agradezco que tenga vida fuera del Cuerpo, es sólo la forma de presentarlo, así a quemarropa y sin previo aviso, consiguiendo que aflore un sentimiento de traición al menos en mí, como lectora - igual suena tremendista, quizá sea una actitud contagiosa-. Me niego a presuponer que esa parcela de la vida personal del sargento no formara parte del plan inicial, prefiero pecar de romántica y creer que fue el propio Silva el que necesitó saber más de los personajes que él mismo había creado y decidió que lo justo era situarlos en un plano más real y dotarles de un contexto. Prefiero pensar que en esta novela los personajes empezaron a formar parte de su autor. Tampoco me agrada la pomposidad innecesaria que el sargento Vila aporta a sus discursos, pero eso ya lo sabíais. Lo que sí creo es que cada vez más, con cada novela, la personalidad de Vila se muestra más marcada y perfilada, que poco a poco se va aproximando a lo que se conoce como el antihéroe, ese sujeto atormentado, pesimista y pesaroso, desconocedor de sus virtudes, que ejerce sobre él una fuerte autocrítica porque todo es culpa suya y podría haberlo evitado si no fuera un cafre. - Además es una forma de encontrarme con los míos. He caído derrotado a menudo, página 215-. Menos mal que Chamorro está a su lado para aliviarle la carga.
Igual ocurre con otros personajes que aparecen en esta historia y en los que se repite la particularidad de que, a raíz de determinados acontecimientos ocurridos en su vida, han llegado a conocerse a sí mismos, como seres humanos. Así, el autojuicio está muy presente a lo largo de toda la narración y me he dado cuenta de que, pese a que lo más lógico y natural sería que uno fuera benévolo con sigo mismo, en realidad es todo lo contrario. Se tiende a ser mucho más duro, cruel e intransigente.
Otro aspecto positivo que aportar es que después de leer esta novela, tengo la firme sensación de que en ella, Silva apuesta más fuerte y se atreve a rebasar ciertos límites a los que ni se acercaba en las novelas anteriores, igual las historias no lo requerían, pero me ha parecido más atrevido. Como para empezar a tomarle en serio. De cualquier forma, la historia es bastante entretenida y en un punto, es hasta imprevisible.

Un saludo, Lola.

P.D: Nadie podía impedir, una vez que ellas lo habían decidido, aquel misterioso y fatídico abrazo entre la niebla y la doncella - Página 355-


 P. D 2: si lo que describe Lorenzo Silva en esta novela es cierto y tengo la ocasión, procuraré no perderme el paisaje de La Gomera.

jueves, 13 de marzo de 2014

Pasaje de las Sombras. Arnaldur Indridason

Vaya, parece que la novela negra ha llegado a mi vida con intención de quedarse una temporada. Últimamente son las únicas historias que consiguen captar mi atención. En fin...Qué le vamos ha hacer! Etapas que una tiene que pasar en la vida...pero no estamos aquí para hablar de mi.

He de confesar que ya conocía a Arnaldur Indridason. Creo que fue el año pasado cuando leí La mujer de verde, novela que me encantó, una historia dura pero contada con notable maestría. Así que cuando me planteé Pasaje de las sombras, Ganadora del VII Premio RBA de Novela Negra 2013, pues no me costó mucho tomar la decisión. Me apetecía mucho la idea de volver a leer a este autor.

No hay que olvidar que su personaje estrella es Erlendur Sveinsson, protagonista de Las marismas, La mujer de verde, La voz, El hombre del lago e Invierno ártico, que si mis cálculos no fallan son sus últimas novelas traducidas, aunque en esta historia decide prescindir de él para crear tres investigadores excepcionales; Flóvent y Thorson que trabajarán juntos en Reikiavik, poco después del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, y Konrád, policía retirado que jugará un papel muy importante en la actualidad, también en Reikiavik. Lo que no varía, al menos respecto de la novela que yo ya conocía, es su ubicación espacial pues vuelve a situar la narración en Reikiavik, pese a que hace continuas alusiones a otras zonas del norte del país, y su ubicación temporal ya que una parte de la trama nos remonta hasta la Segunda Guerra Mundial. Parece que se siente cómodo en estas latitudes y en esta época histórica. Además repite el uso de la misma práctica en relación con la estructura de la novela, basada en continuos saltos en el tiempo, y que ya dominaba de forma magistral. Simplemente creo que explota una forma de narrar que conoce y que le funciona fenomenal. Algo que, al mismo tiempo, no creo que sea fácil. Hay que saber muy bien cómo unir dos historias cuando han pasado años entre ellas y conseguir que todo funcione y quede bien atado. El único pero que le pondría y que sirva como aviso para futuros lectores, es que en ocasiones resulta un poco confuso ubicarse en el tiempo cuando hay personajes que siguen vivos en ese presente y que vuelven a formar parte de la investigación. Saber quién ha contado qué, en qué momento y a quién. Supongo que es cuestión de pararse a pensar de vez en cuando.
No sé como lo hace, pero Indridason es capaz de dotar a la historia de cierto magnetismo. Consigue que el lector se implique en una historia que siendo ajena en tantos aspectos, resulta tan cercana, llena de encanto y sutileza, pero al mismo tiempo fría, hermética y silenciosa. Será un tópico, pero es que todo resultan tan nórdico...

Por otro lado, hace un excelente repaso de la historia de Islandia sirviéndose de unas pocas pinceladas que resultan ser suficientes para hacerse una idea de la situación del país en los años que rodearon la Segunda Guerra Mundial; la ocupación de los aliados, primero ingleses y después americanos, el Desembarco de Normandía visto desde una cierta distancia, y la posterior independencia de Dinamarca. La sociedad que dibuja Indridason resulta ciertamente penosa, familias enteras viviendo en sótanos o en casas de chapa, pasando frío y hambre, y numerosas granjas al norte del país que tampoco lo tenían fácil para sobrevivir. Y por si esto fuera poco, varias crisis económicas y la terrible epidemia de gripe española que asoló la capital en 1918. Es cierto que también empezaron a surgir sectores con futuro que gozarían de cierto auge y por supuesto, la clase alta de la sociedad que también estaba presente en ese momento. No estoy muy puesta en historia islandesa pero por lo que cuenta el autor, la situación que vivían los habitantes de Islandia era bastante cruda, o al menos lo era en el Barrio de las Sombras. Al mismo tiempo, es posible hacerse una idea exacta de una determinada parcela de la cultura y tradiciones del país basada en leyendas sobre elfos, hadas y palacios encantados, y cómo éstas podrían haber influido en la vida cotidiana de los islandeses.

Para terminar, el machismo y la violencia de género vuelven a estar muy presentes en la obra de Indridason y aunque sólo lo insinúe, afectan directamente a ciertos personajes de la historia. Es cierto que en La mujer de verde ofreció una visión mucho más dura respecto del papel de la mujer en dicha sociedad, hasta convertirlo en el tema principal de la novela, pero en ésta vuelve a constatar el drama con el que, incluso hoy, nos vemos obligados a luchar. En este caso, nos introduce en lo que se llamó la situación, que no era otra cosa que el hecho de que las mujeres islandesas comenzaran a establecer relaciones con los militares que ocupaban el país, algo que no era del agrado de los hombres de bien islandeses.

Y después de todo ésto, imagino que querréis saber de qué trata esta novela.

Bien, pues resulta que la Policía judicial de Reikiavik, alertada por una vecina, descubre el cadáver de un anciano y aunque todo parece indicar que el pobre hombre ha muerto por causas naturales, la autopsia revela que fue asfixiado. En su casa se descubren un par de recortes de periódico que datan de los primeros años de la Segunda Guerra Mundial, en referencia a la investigación llevada a cabo sobre el asesinato de una joven encontrada junto al Teatro Nacional. Konrád ya está jubilado pero mantiene una estrecha relación con Marta, la policía que está a cargo de la investigación. Pronto comienza a mostrar un interés por el caso cada vez más personal  pues él vivió en ese barrio y su padre le habló en alguna ocasión de la familia de Rósamunda. Al poco tiempo, descubren que el anciano es un tal Thorson, un canadiense de origen islandés que perteneció a la policía militar y que colaboró con Flóvent, de la Policía judicial, en el caso de Rósamunda. A partir de aquí, se empiezan a mezclar el pasado y el presente como si sólo fueran uno. La historia relacionada con la muerte de la joven se verá vinculada con el asesinato del anciano, teniendo ambas como nexo de unión el Pasaje de las Sombras.

Un saludo, Lola.

P. D: Por si os interesa,  La mujer de verde. A Indridason

sábado, 1 de marzo de 2014

El año que pasé con Bevilacqua y Chamorro. EL ALQUIMISTA IMPACIENTE

Bien, pues esta es la segunda historia en la que la pareja de detectives formada por Rubén Bevilacqua y Virginia Chamorro se ve involucrada. El alquimista impaciente, aquel que en su obsesión por la transmutación de los metales lo que obtiene es una versión empeorada y corrompida de su propia naturaleza.

Supongo que ha pasado algún tiempo desde que resolvieran el asesinato de la joven aparecida en Mallorca pues la relación entre ambos investigadores se muestra más estable. Ambos se han aceptado como pareja de trabajo, se conocen mejor y son capaces de aventurar las reacciones del otro ante determinados acontecimientos, personajes del día a día o comentarios. Ahora les toca enfrentarse al hallazgo del cuerpo de un hombre de mediana edad, en la habitación de un motel en una zona - indeterminada, incierta, desconocida -de la Alcarria, y colocado en una posición según la cual todo parece apuntar a que la muerte pudo deberse al desarrollo de determinadas prácticas sexuales. Vila y Chamorro consiguen llegar a la escena mucho antes de que el juez levante el cadáver o de que la policía científica lo ponga todo patas arriba, de manera que consiguen tener acceso a información de primera mano, así como a la identidad de la víctima y a una serie de conexiones interesantes a partir de la cuales dirigir sus investigaciones. Pero, a pesar de determinados datos que resultaban prometedores, el caso no avanza, el tiempo pasa sin pistas ni sospechosos determinantes y, finalmente, la investigación deberá cerrarse. Algo que tampoco ayudará a esta pareja es la carismática personalidad de la víctima y su ejemplar comportamiento, que harán imposible poder relacionarla con ningún tipo de negocio turbio o ilegal. Pero el destino es caprichoso y gracias a una serie de casualidades, el caso podrá reabrirse y destapará un retorcido plan en el que la ambición, el orgullo, el poder y el dinero, darán cuenta de otro oscuro y primario pliegue de la naturaleza humana.

Una vez leída esta novela, he de reconocer que me gusta mucho la relación que se va creando entre Vila y Chamorro, basada en el tira y afloja de esa confianza que resulta inevitable cuando se trabaja a diario y durante una cantidad importante de horas junto a otra una persona, y la necesidad del respecto a los galones, en una entidad en la que la escala de mandos y la jerarquía son esenciales. Por otro lado, me encantan los dilemas interiores de Vila, que oscilan entre la sorpresa, la admiración, el cariño y el afecto hacía su compañera. Creo que, en alguna ocasión, le gustaría cruzar la línea, pero supongo que tienen más peso las consecuencias que tendrían esos actos. En la parte contraria, me da la sensación que lo de Virginia es pura admiración, y que la siente tanto hacia la persona como hacia el profesional. Igual, con el tiempo, nos descubre que lo suyo, en realidad, era amor sincero y verdadero, - no me lo perdería por nada del mundo -.
En lo referente a la historia, no sé, pero me parece que en definitiva y analizándolo con cierta perspectiva, resulta bastante sosa y nada interesante. Es una pena porque creo que Silva tiene muy buenas ideas. De hecho, la novela empieza de una manera lo bastante inquietante como para querer seguir leyendo, pero según avanza la narración, la historia pierde fuerza y termina por quedarse en poco. Otra cosa son las ayudas inesperadas del destino, que no digo que no puedan existir pero que resultan difíciles de creer. En este caso concreto, creo que el hecho de que la investigación sufra un parón de meses y se alargue en el tiempo, es una circunstancia que se nota en la lectura y no juega nada en su favor. Tengo que decir que me gustó mucho más El lejano país de los estanques, pero esto como lo demás, son sólo opiniones personales y subjetivas.

De cualquier manera, es innegable que ciertamente resulta una buena lectura, de ésas con las que se pasa un rato entretenido pero sin nada más que poder comentar al respecto. No he sido capaz de ver si existe algún tipo de moraleja o de reflexión digna de considerar. Podríamos hablar de la corrupción, del poder del dinero, pero nada de esto resultaría más escandaloso que lo que vemos en el telediario todos los días, claro que igual habría que tener en cuenta que esta novela se escribió en el 1999. No recuerdo si por aquel entonces la cosa era ya tan evidente.

Un saludo, Lola.

P. D: Creo que existe una adaptación de esta novela con Ingrid Rubio y Roberto Enríquez, pero por el momento no me apetece ni oír hablar de ella.

miércoles, 26 de febrero de 2014

LA FRASE (FRAGMENTO) DEL DÍA

Los policías científicos son sujetos que nunca se precipitan. No aseguran nada que no hayan confirmado en la pulcra soledad de su laboratorio. A veces me parece que desprecian un poco a la gente como yo, gente que vive de barruntos confusos y razonamientos inciertos, único material deductivo que me acompaña durante una buena parte de mis investigaciones.

Página 19. El alquimista impaciente. Lorenzo Silva.



Yo nunca he sido de las que piensan que nadie se conoce mejor que uno mismo, pero en este caso, Vila no podía haber dado una definición más precisa de su propia persona.

viernes, 7 de febrero de 2014

La portada del día



Hacía mucho que no publicaba una entrada con la portada de una novela como protagonista, pero tenías razón Vane, es una portada de la que es inevitable enamorarse.

Un saludo, Lola.

domingo, 2 de febrero de 2014

El año que pasé con Bevilacqua y Chamorro. EL LEJANO PAÍS DE LOS ESTANQUES.

Os cuento mi plan. Este año tengo la intención de ponerme, al fin, con Lorenzo Silva. Hace años que me ronda la idea de leer la serie que protagonizan Rubén Bevilacqua, sargento de la Guardia Civil, y la guardia Virginia Chamorro. Ya había leído a Silva en La flaqueza del bolchevique, y me habían hablado muy bien de estas novelas, pero me pareció que lo más justo sería empezar por el principio, aunque he de confesar que hace un par de años ya existió un acercamiento con Nadie vale más que otro, una recopilación de casos investigados por la ya consolidada pareja. Desde entonces, se convirtió en una asignatura pendiente, como uno de esos propósitos que se hacen a comienzo de cada año pero que luego nunca se cumplen. Parece ser que los astros se han alineado de tal manera para que en 2014 esto tome forma.


Era primavera, y las golondrinas, al pasar, se mojaban las puntas de las alas en las aguas oscuras del lejano país de los estanques (Virginia Wolf) (en la novela de Silva, página 281)

En Mallorca, el verano ya toca a su fin cuando una joven austriaca aparece asesinada en el chalet que comparte con la que podría ser su amante. El cuerpo desnudo de Eva Heydrich aparece colgado de una viga del salón y todo apunta a que la dueña de la casa,  Regina Bolzano, desaparecida desde hace unos días, es la autora del crimen pues no ha sido difícil encontrar el arma con sus huellas. El asunto parece claro, pero para confirmar todas las sospechas y conseguir las pruebas necesarias, además de dar con el paradero de Bolzano, viajan desde Madrid dos miembros de la Guardia Civil, el sargento Bevilacqua y la guardia Chamorro, con órdenes de atar todos los cabos y cerrar el caso según la línea de investigación marcada por los agentes de Palma. Pero ya desde el principio, el instinto le dice a Bevilacqua que podrían existir otras hipótesis. Así, ambos investigadores, que desde Madrid no empiezan con buen pie debido a sus experiencias personales y laborales, tendrán que colaborar y trabajar junto con los agentes de Palma para esclarecer todos los acontecimientos que rodearon la muerte de Eva. No muy tarde descubren que durante los días que pasó en la isla, la joven se ganó la enemistad de muchos habitantes de la zona, complicando el caso aún más. El resultado es una historia marcada por turbulentos sentimientos y oscuras intenciones. Después de todo, cabe la posibilidad de que el ser humano nunca esté libre de todo prejuicio. Por muchos años que perdure la humanidad, el hombre siempre se creerá con derecho a juzgar.

Rubén Bevilacqua es un hombre de mediana edad, de sólidos principios, aunque a veces algo subjetivos, honesto y riguroso pero que se deja llevar por sus instintos. Un buen investigador al que le gusta la seguridad de su cargo, pues considera el simple hecho de seguir las órdenes de sus superiores como una manera cómoda de no tener que cuestionarse determinadas cosas. La curiosidad de su apellido le lleva a sospechar que alguien de su familia pudiera ser de origen italiano, pero lo más dramático es que carga con un oscuro secreto, que de momento sólo ha sido sutilmente insinuado, y que guarda desde que su madre regresara de Uruguay con él, pero sin su padre. Y Virginia Chamorro es una joven guardia de veinticinco años, resignada a ingresar en la Guardia Civil después de ser rechazada en varias ocasiones por el ejército. Es disciplinada, inteligente y tímida, lo que hace que el resto de sus compañeros pongan distancia. Acaba de empezar en el Cuerpo por lo que su experiencia es escasa pero apunta maneras. Ya veremos cómo se va desarrollando la relación entre ambos personajes a lo largo de las siguientes novelas. Sin duda, los dos forman una pareja perfecta por lo diferente de sus caracteres.

De esta lectura, me gusta la inquietante idea de no saber hasta el final quién es el autor del crimen, aunque me niego a renunciar a ese momento en el que como persona ajena a la acción, el lector es consciente de quién es el asesino. Ese instante en el que uno, desde la más tierna de las ingenuidades, piensa que va por delante de los protagonistas. Habría que estar muy atentos a las pistas que se dan a lo largo de la investigación y ser muy perspicaz para adelantarse a estos dos - a Chamorro y Bevilacqua -, y de hecho es de agradecer la reflexión final en la que se pone orden a los acontecimientos y se explican las motivaciones de cada uno de los implicados - es como cuando estas leyendo y cada vez quedan menos páginas y vas y te preguntas: pero bueno, entonces quién ha sido?-. Claro que esto también puede ser peligroso si al mismo tiempo resulta desconcertante y exasperante para el lector. Además pese a que es una lectura limpia y no presenta ningún problema a la hora de seguir el hilo de la narración, incluso el vocabulario y la sintaxis empleados por Silva son agradablemente sencillos, Rubén Bevilacqua me resulta demasiado barroco y retorcido a la hora de expresarse, hasta el punto de que, en ocasiones, es difícil seguirle en sus reflexiones. Cuesta estar a su altura cuando habla de su trabajo y de las implicaciones morales y personales que supone para él. Por lo demás, una historia redonda. Sólo añadiré y a sabiendas de que está muy feo decirlo debido a las circunstancias, que me he reído mucho con algunas de las ocurrencias de Bevilacqua, un hombre muy ocurrente que pone en más de un apuro a Chamorro, siempre en pos de la investigación.

Esto no ha podido empezar mejor y me muero de ganas por leer el siguiente caso. Estoy deseando ver la evolución de los personajes y del autor. Al final, es de suponer que después de tantas historias, habrá un poco de cada uno en los otros y quién sabe, a lo mejor también termina por haber un poco de ellos en nosotros.

Un saludo, Lola.

P. D: Esta misma tarde empiezo con El alquimista impaciente.

miércoles, 15 de enero de 2014

El silencio de la noche. Sherrilyn Kenyon

Hace un par semanas que terminé de leer esta novela, lo hice durante mis vacaciones de Navidad, pero yo diría que aún me está durando la resaca de todos estos días de celebraciones, tanto es así que no he podido ponerme con esto hasta hoy. Mientras pensaba en escribir esta reseña sin resolver a empezar, me he dado cuenta de que, cada cierto tiempo, necesito leer algo como esto. Me niego a denominarlo literatura de dudosa calidad, porque, a fin de cuentas, nadie debería decidir sobre los gustos del resto de los mortales, pero es verdad que no es lo que normalmente leo y quizá por eso me apetezca tanto. A saber...Todo el mundo tiene derecho a sus pequeñas rarezas. El caso es que esta autora tiene algo a lo que no me puedo resistir pese a que sus historias son bastante recurrentes y, últimamente, sospecho que están cambiando de dirección. Éstas últimas no siguen una línea tan contundente como ocurría en las primeras de la Saga, pese a lo que aún no ha renunciado a esos momentos que tanto caracterizan a sus novelas. Y yo, desde aquí, se lo agradezco.

El silencio de la noche tiene una particularidad respecto de las anteriores y es que, por primera vez, nos cambiamos de bando para ponernos en la piel de quien trae de cabeza a Aquerón y a sus Cazadores, del líder de los diamons, Strikerio.
En esta ocasión, Strikerio decide despertar a War, señor de la guerra, para deshacerse de Aquerón y de Nick Gautier, celoso del primero, al que culpa de la muerte de su último hijo, y como castigo por la muerte de su hermana al segundo. Ante esta tesitura, los dioses del Olímpo se reúnen para poner freno a sus planes conscientes del peligro que corre el equilibrio de poderes establecido, y Artemisa decide mandar a su mejor guerrera, Céfira, a quién esa tarea se le antojará más que gratificante. Strikerio tampoco cuenta con que War también intentará matarlo después de llevar a cabo sus deseos de venganza, y ahora que tiene algo por lo que desea vivir, no está dispuesto a ponérselo fácil a nadie. Así, tras una serie de contratiempos, deberá unir sus fuerzas a las de los Cazadores Oscuros y demás seres místicos y mitológicos de este mundo paralelo creado por Kenyon, para acabar con la amenaza que supone el hecho de que War y sus dos compañeros de batalla, Ker y Maca, anden sueltos y con intenciones de acabar con la humanidad. Claro que esta alianza responde a una obligación por lo que la tregua sólo puede ser temporal.

Si toda esta explicación no queda lo suficientemente clara, supongo que en parte es normal, yo he leído varias de estas novelas y todavía hay detalles que se en escapan, o igual es que también vosotros aún tenéis subido a la cabeza el Roscón de Reyes. Yo sólo puedo añadir que la historia me ha gustado pese a que, poco a poco e inexorablemente, se va perdiendo el encanto y la emoción que para mi tenían las primeras historias de los Cazadores Oscuros. No sé cuándo será la próxima vez que me de el arrebato de leer otra entrega de la Saga, hasta entonces...

Un saludo, Lola.