jueves, 8 de mayo de 2014

El año que pasé con Bevilaqua y Chamorro. LA REINA SIN ESPEJO

Neus Barutell, una famosa presentadora de TV, aparece apuñalada en su casa de Zaragoza. Todo apunta a un crimen pasional, por las circunstancias en que la policía encuentra el cuerpo, pero en el que el marido queda descartado desde el minuto cero por tener coartada. Además, pronto se descubrirá que el suyo era un matrimonio peculiar, basado en el respeto y la admiración, pero en el que cada uno era poseedor de su propio espacio. Vila y Chamorro acuden a Zaragoza para ayudar en la investigación y pronto deben trasladarse a Barcelona ya que la vida de Neus se desarrollaba en la Ciudad Condal. Madrid-Zaragoza-Barcelona, Guardia Civil-Policía Local-Mossos d'Escuadra, una combinación curiosa, interesante y prometedora.

Pese a que es parte de su trabajo y ha de resignarse a ello, a Vila no le hace demasiada ilusión volver a la ciudad que le acogió durante tres años de su servicio. Al parecer, algo pasó durante ese tiempo, algo de lo que Vila no está muy orgulloso, y que consiguió marcarle para los restos. Por si esto fuera poco, en varias ocasiones da a entender que, con su traslado a Madrid, se dejó a alguien allí sin que todavía conozcamos las circunstancias en las que eso ocurrió. Mi lectura al respecto es que, desde ese momento, su vida se vio afectada de manera considerable pero no ha pasado una sola noche sin que se pregunte que hubiera pasado si... Así que no nos queda otra que hacer frente a un Vila mucho más melancólico y derrotado, atormentado por los fantasmas que dejó en Barcelona diez años atrás. Hay un personaje que aparece en esta novela, un tal Robles, que vivió lo que vivió Vila y que creo que volverá a aparecer en un futuro no muy lejano ayudándonos a descubrir el pastel. No sé por qué pero me da que no nos va a gustar mucho lo que nos desvele, o nos hará considerar a Vila desde otra perspectiva. Claro, que todo esto son conjeturas personales y puede que me equivoque de largo.
En este punto, he de confesar que por más que lo intento, sigo sin pillarle el punto a Vila cuando empieza a dar rienda suelta a su palabrería, de hecho creo que algunas de sus reflexiones me sobran, y creo que en ocasiones, aunque él lo niegue, observa a los que le rodean desde una posición elevada, emitiendo juicios de valor enmascarados. Aunque entiendo que despierte curiosidad para con sus compañeros de oficio, no deja pasar la ocasión de demostrar lo que aprendió en la carrera, por mucho que reniegue de ello.
En cuanto a Chamorro, nada que añadir, sigue creciendo y evolucionando como persona, cada vez se muestra más confiada y Vila la tiene en muy buena estima por su valía como investigadora. Va sumando puntos.
Algo que me parece interesante y sobre lo que merece la pena reflexionar, es la idea que introduce Silva a través de la figura de Neus Barutell. Es inevitable que se cree cierta distancia entre los personajes que gozan de cierta fama y el resto de la humanidad, es lógico que el resto de los mortales necesitemos descubrirles las miserias propias de su condición humana, y es igualmente cierto, para bien o para mal, que en ocasiones les otorguemos un estatus, una imagen y una personalidad que están muy alejadas de la realidad, llegando a crear seres ideales. Así, Neus se debate entre su yo más íntimo y personal, la imagen que proyecta a través de los medios de comunicación y el personaje que de ella crean los demás. Supongo que en cierto modo, es como mirarse a través del espejo. No cabe duda de que son las consecuencias de la fama.

Poco más que añadir. La verdad es que hacia la mitad de la investigación, el caso parece que promete, pero su resolución termina siendo bastante simple. Nada retorcido. En realidad, se trata de no dejar cabos sueltos. En esta ocasión se vuelve a dar la circunstancia de que algunos de los que se encuentran junto a la línea se deciden a cruzarla, pura estadística según Vila. A parte de esto, hay un par de temas que aparecen en distintas partes de la narración. Sin intención de meterme mucho en el jardín que es la política, Silva alude en varias ocasiones al independentismo catalán y el sentimiento que despierta en los catalanes. Se sirve de una institución, la Guardia Civil, formada por personas que provienen de distintas partes del país para poner en contraste las distintas posiciones frente a este tema. En este sentido, creo que Silva no puede evitar caer en algunos tópicos. El cambio generacional es algo que también preocupa al autor, con este viaje, Vila se da cuenta de que se hace mayor, no sólo cuando mira hacia su hijo sino cuando lo hace hacia las nuevas promociones que van ingresando en el Cuerpo, comprobando que el abismo que se abre es cada vez mayor.

En fin, creo que me ratifico en lo dicho en anteriores reseñas. La novela, con su historia y sus personajes, es entretenida y proporciona un buen rato, pero sigo encontrando demasiados peros. Igual dentro de nada pasan a ser prejuicios y no consigo deshacerme de ellos ni con todo el empeño del mundo.

Un saludo, Lola.

P.D: Así fue como conoció, y no pudo resistir , la soledad inmensa y definitiva de la reina sin espejo. Página 379.

lunes, 5 de mayo de 2014

LA FRASE DEL DÍA

Quizá la sabiduría de un hombre no se mida tanto por las luces que adquiere como por las sombras de las que acierta a despojarse en el camino de la vida.


Página 258. La reina sin espejo. Lorenzo Silva.