miércoles, 26 de febrero de 2014

LA FRASE (FRAGMENTO) DEL DÍA

Los policías científicos son sujetos que nunca se precipitan. No aseguran nada que no hayan confirmado en la pulcra soledad de su laboratorio. A veces me parece que desprecian un poco a la gente como yo, gente que vive de barruntos confusos y razonamientos inciertos, único material deductivo que me acompaña durante una buena parte de mis investigaciones.

Página 19. El alquimista impaciente. Lorenzo Silva.



Yo nunca he sido de las que piensan que nadie se conoce mejor que uno mismo, pero en este caso, Vila no podía haber dado una definición más precisa de su propia persona.

viernes, 7 de febrero de 2014

La portada del día



Hacía mucho que no publicaba una entrada con la portada de una novela como protagonista, pero tenías razón Vane, es una portada de la que es inevitable enamorarse.

Un saludo, Lola.

domingo, 2 de febrero de 2014

El año que pasé con Bevilacqua y Chamorro. EL LEJANO PAÍS DE LOS ESTANQUES.

Os cuento mi plan. Este año tengo la intención de ponerme, al fin, con Lorenzo Silva. Hace años que me ronda la idea de leer la serie que protagonizan Rubén Bevilacqua, sargento de la Guardia Civil, y la guardia Virginia Chamorro. Ya había leído a Silva en La flaqueza del bolchevique, y me habían hablado muy bien de estas novelas, pero me pareció que lo más justo sería empezar por el principio, aunque he de confesar que hace un par de años ya existió un acercamiento con Nadie vale más que otro, una recopilación de casos investigados por la ya consolidada pareja. Desde entonces, se convirtió en una asignatura pendiente, como uno de esos propósitos que se hacen a comienzo de cada año pero que luego nunca se cumplen. Parece ser que los astros se han alineado de tal manera para que en 2014 esto tome forma.


Era primavera, y las golondrinas, al pasar, se mojaban las puntas de las alas en las aguas oscuras del lejano país de los estanques (Virginia Wolf) (en la novela de Silva, página 281)

En Mallorca, el verano ya toca a su fin cuando una joven austriaca aparece asesinada en el chalet que comparte con la que podría ser su amante. El cuerpo desnudo de Eva Heydrich aparece colgado de una viga del salón y todo apunta a que la dueña de la casa,  Regina Bolzano, desaparecida desde hace unos días, es la autora del crimen pues no ha sido difícil encontrar el arma con sus huellas. El asunto parece claro, pero para confirmar todas las sospechas y conseguir las pruebas necesarias, además de dar con el paradero de Bolzano, viajan desde Madrid dos miembros de la Guardia Civil, el sargento Bevilacqua y la guardia Chamorro, con órdenes de atar todos los cabos y cerrar el caso según la línea de investigación marcada por los agentes de Palma. Pero ya desde el principio, el instinto le dice a Bevilacqua que podrían existir otras hipótesis. Así, ambos investigadores, que desde Madrid no empiezan con buen pie debido a sus experiencias personales y laborales, tendrán que colaborar y trabajar junto con los agentes de Palma para esclarecer todos los acontecimientos que rodearon la muerte de Eva. No muy tarde descubren que durante los días que pasó en la isla, la joven se ganó la enemistad de muchos habitantes de la zona, complicando el caso aún más. El resultado es una historia marcada por turbulentos sentimientos y oscuras intenciones. Después de todo, cabe la posibilidad de que el ser humano nunca esté libre de todo prejuicio. Por muchos años que perdure la humanidad, el hombre siempre se creerá con derecho a juzgar.

Rubén Bevilacqua es un hombre de mediana edad, de sólidos principios, aunque a veces algo subjetivos, honesto y riguroso pero que se deja llevar por sus instintos. Un buen investigador al que le gusta la seguridad de su cargo, pues considera el simple hecho de seguir las órdenes de sus superiores como una manera cómoda de no tener que cuestionarse determinadas cosas. La curiosidad de su apellido le lleva a sospechar que alguien de su familia pudiera ser de origen italiano, pero lo más dramático es que carga con un oscuro secreto, que de momento sólo ha sido sutilmente insinuado, y que guarda desde que su madre regresara de Uruguay con él, pero sin su padre. Y Virginia Chamorro es una joven guardia de veinticinco años, resignada a ingresar en la Guardia Civil después de ser rechazada en varias ocasiones por el ejército. Es disciplinada, inteligente y tímida, lo que hace que el resto de sus compañeros pongan distancia. Acaba de empezar en el Cuerpo por lo que su experiencia es escasa pero apunta maneras. Ya veremos cómo se va desarrollando la relación entre ambos personajes a lo largo de las siguientes novelas. Sin duda, los dos forman una pareja perfecta por lo diferente de sus caracteres.

De esta lectura, me gusta la inquietante idea de no saber hasta el final quién es el autor del crimen, aunque me niego a renunciar a ese momento en el que como persona ajena a la acción, el lector es consciente de quién es el asesino. Ese instante en el que uno, desde la más tierna de las ingenuidades, piensa que va por delante de los protagonistas. Habría que estar muy atentos a las pistas que se dan a lo largo de la investigación y ser muy perspicaz para adelantarse a estos dos - a Chamorro y Bevilacqua -, y de hecho es de agradecer la reflexión final en la que se pone orden a los acontecimientos y se explican las motivaciones de cada uno de los implicados - es como cuando estas leyendo y cada vez quedan menos páginas y vas y te preguntas: pero bueno, entonces quién ha sido?-. Claro que esto también puede ser peligroso si al mismo tiempo resulta desconcertante y exasperante para el lector. Además pese a que es una lectura limpia y no presenta ningún problema a la hora de seguir el hilo de la narración, incluso el vocabulario y la sintaxis empleados por Silva son agradablemente sencillos, Rubén Bevilacqua me resulta demasiado barroco y retorcido a la hora de expresarse, hasta el punto de que, en ocasiones, es difícil seguirle en sus reflexiones. Cuesta estar a su altura cuando habla de su trabajo y de las implicaciones morales y personales que supone para él. Por lo demás, una historia redonda. Sólo añadiré y a sabiendas de que está muy feo decirlo debido a las circunstancias, que me he reído mucho con algunas de las ocurrencias de Bevilacqua, un hombre muy ocurrente que pone en más de un apuro a Chamorro, siempre en pos de la investigación.

Esto no ha podido empezar mejor y me muero de ganas por leer el siguiente caso. Estoy deseando ver la evolución de los personajes y del autor. Al final, es de suponer que después de tantas historias, habrá un poco de cada uno en los otros y quién sabe, a lo mejor también termina por haber un poco de ellos en nosotros.

Un saludo, Lola.

P. D: Esta misma tarde empiezo con El alquimista impaciente.