jueves, 13 de marzo de 2014

Pasaje de las Sombras. Arnaldur Indridason

Vaya, parece que la novela negra ha llegado a mi vida con intención de quedarse una temporada. Últimamente son las únicas historias que consiguen captar mi atención. En fin...Qué le vamos ha hacer! Etapas que una tiene que pasar en la vida...pero no estamos aquí para hablar de mi.

He de confesar que ya conocía a Arnaldur Indridason. Creo que fue el año pasado cuando leí La mujer de verde, novela que me encantó, una historia dura pero contada con notable maestría. Así que cuando me planteé Pasaje de las sombras, Ganadora del VII Premio RBA de Novela Negra 2013, pues no me costó mucho tomar la decisión. Me apetecía mucho la idea de volver a leer a este autor.

No hay que olvidar que su personaje estrella es Erlendur Sveinsson, protagonista de Las marismas, La mujer de verde, La voz, El hombre del lago e Invierno ártico, que si mis cálculos no fallan son sus últimas novelas traducidas, aunque en esta historia decide prescindir de él para crear tres investigadores excepcionales; Flóvent y Thorson que trabajarán juntos en Reikiavik, poco después del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, y Konrád, policía retirado que jugará un papel muy importante en la actualidad, también en Reikiavik. Lo que no varía, al menos respecto de la novela que yo ya conocía, es su ubicación espacial pues vuelve a situar la narración en Reikiavik, pese a que hace continuas alusiones a otras zonas del norte del país, y su ubicación temporal ya que una parte de la trama nos remonta hasta la Segunda Guerra Mundial. Parece que se siente cómodo en estas latitudes y en esta época histórica. Además repite el uso de la misma práctica en relación con la estructura de la novela, basada en continuos saltos en el tiempo, y que ya dominaba de forma magistral. Simplemente creo que explota una forma de narrar que conoce y que le funciona fenomenal. Algo que, al mismo tiempo, no creo que sea fácil. Hay que saber muy bien cómo unir dos historias cuando han pasado años entre ellas y conseguir que todo funcione y quede bien atado. El único pero que le pondría y que sirva como aviso para futuros lectores, es que en ocasiones resulta un poco confuso ubicarse en el tiempo cuando hay personajes que siguen vivos en ese presente y que vuelven a formar parte de la investigación. Saber quién ha contado qué, en qué momento y a quién. Supongo que es cuestión de pararse a pensar de vez en cuando.
No sé como lo hace, pero Indridason es capaz de dotar a la historia de cierto magnetismo. Consigue que el lector se implique en una historia que siendo ajena en tantos aspectos, resulta tan cercana, llena de encanto y sutileza, pero al mismo tiempo fría, hermética y silenciosa. Será un tópico, pero es que todo resultan tan nórdico...

Por otro lado, hace un excelente repaso de la historia de Islandia sirviéndose de unas pocas pinceladas que resultan ser suficientes para hacerse una idea de la situación del país en los años que rodearon la Segunda Guerra Mundial; la ocupación de los aliados, primero ingleses y después americanos, el Desembarco de Normandía visto desde una cierta distancia, y la posterior independencia de Dinamarca. La sociedad que dibuja Indridason resulta ciertamente penosa, familias enteras viviendo en sótanos o en casas de chapa, pasando frío y hambre, y numerosas granjas al norte del país que tampoco lo tenían fácil para sobrevivir. Y por si esto fuera poco, varias crisis económicas y la terrible epidemia de gripe española que asoló la capital en 1918. Es cierto que también empezaron a surgir sectores con futuro que gozarían de cierto auge y por supuesto, la clase alta de la sociedad que también estaba presente en ese momento. No estoy muy puesta en historia islandesa pero por lo que cuenta el autor, la situación que vivían los habitantes de Islandia era bastante cruda, o al menos lo era en el Barrio de las Sombras. Al mismo tiempo, es posible hacerse una idea exacta de una determinada parcela de la cultura y tradiciones del país basada en leyendas sobre elfos, hadas y palacios encantados, y cómo éstas podrían haber influido en la vida cotidiana de los islandeses.

Para terminar, el machismo y la violencia de género vuelven a estar muy presentes en la obra de Indridason y aunque sólo lo insinúe, afectan directamente a ciertos personajes de la historia. Es cierto que en La mujer de verde ofreció una visión mucho más dura respecto del papel de la mujer en dicha sociedad, hasta convertirlo en el tema principal de la novela, pero en ésta vuelve a constatar el drama con el que, incluso hoy, nos vemos obligados a luchar. En este caso, nos introduce en lo que se llamó la situación, que no era otra cosa que el hecho de que las mujeres islandesas comenzaran a establecer relaciones con los militares que ocupaban el país, algo que no era del agrado de los hombres de bien islandeses.

Y después de todo ésto, imagino que querréis saber de qué trata esta novela.

Bien, pues resulta que la Policía judicial de Reikiavik, alertada por una vecina, descubre el cadáver de un anciano y aunque todo parece indicar que el pobre hombre ha muerto por causas naturales, la autopsia revela que fue asfixiado. En su casa se descubren un par de recortes de periódico que datan de los primeros años de la Segunda Guerra Mundial, en referencia a la investigación llevada a cabo sobre el asesinato de una joven encontrada junto al Teatro Nacional. Konrád ya está jubilado pero mantiene una estrecha relación con Marta, la policía que está a cargo de la investigación. Pronto comienza a mostrar un interés por el caso cada vez más personal  pues él vivió en ese barrio y su padre le habló en alguna ocasión de la familia de Rósamunda. Al poco tiempo, descubren que el anciano es un tal Thorson, un canadiense de origen islandés que perteneció a la policía militar y que colaboró con Flóvent, de la Policía judicial, en el caso de Rósamunda. A partir de aquí, se empiezan a mezclar el pasado y el presente como si sólo fueran uno. La historia relacionada con la muerte de la joven se verá vinculada con el asesinato del anciano, teniendo ambas como nexo de unión el Pasaje de las Sombras.

Un saludo, Lola.

P. D: Por si os interesa,  La mujer de verde. A Indridason

sábado, 1 de marzo de 2014

El año que pasé con Bevilacqua y Chamorro. EL ALQUIMISTA IMPACIENTE

Bien, pues esta es la segunda historia en la que la pareja de detectives formada por Rubén Bevilacqua y Virginia Chamorro se ve involucrada. El alquimista impaciente, aquel que en su obsesión por la transmutación de los metales lo que obtiene es una versión empeorada y corrompida de su propia naturaleza.

Supongo que ha pasado algún tiempo desde que resolvieran el asesinato de la joven aparecida en Mallorca pues la relación entre ambos investigadores se muestra más estable. Ambos se han aceptado como pareja de trabajo, se conocen mejor y son capaces de aventurar las reacciones del otro ante determinados acontecimientos, personajes del día a día o comentarios. Ahora les toca enfrentarse al hallazgo del cuerpo de un hombre de mediana edad, en la habitación de un motel en una zona - indeterminada, incierta, desconocida -de la Alcarria, y colocado en una posición según la cual todo parece apuntar a que la muerte pudo deberse al desarrollo de determinadas prácticas sexuales. Vila y Chamorro consiguen llegar a la escena mucho antes de que el juez levante el cadáver o de que la policía científica lo ponga todo patas arriba, de manera que consiguen tener acceso a información de primera mano, así como a la identidad de la víctima y a una serie de conexiones interesantes a partir de la cuales dirigir sus investigaciones. Pero, a pesar de determinados datos que resultaban prometedores, el caso no avanza, el tiempo pasa sin pistas ni sospechosos determinantes y, finalmente, la investigación deberá cerrarse. Algo que tampoco ayudará a esta pareja es la carismática personalidad de la víctima y su ejemplar comportamiento, que harán imposible poder relacionarla con ningún tipo de negocio turbio o ilegal. Pero el destino es caprichoso y gracias a una serie de casualidades, el caso podrá reabrirse y destapará un retorcido plan en el que la ambición, el orgullo, el poder y el dinero, darán cuenta de otro oscuro y primario pliegue de la naturaleza humana.

Una vez leída esta novela, he de reconocer que me gusta mucho la relación que se va creando entre Vila y Chamorro, basada en el tira y afloja de esa confianza que resulta inevitable cuando se trabaja a diario y durante una cantidad importante de horas junto a otra una persona, y la necesidad del respecto a los galones, en una entidad en la que la escala de mandos y la jerarquía son esenciales. Por otro lado, me encantan los dilemas interiores de Vila, que oscilan entre la sorpresa, la admiración, el cariño y el afecto hacía su compañera. Creo que, en alguna ocasión, le gustaría cruzar la línea, pero supongo que tienen más peso las consecuencias que tendrían esos actos. En la parte contraria, me da la sensación que lo de Virginia es pura admiración, y que la siente tanto hacia la persona como hacia el profesional. Igual, con el tiempo, nos descubre que lo suyo, en realidad, era amor sincero y verdadero, - no me lo perdería por nada del mundo -.
En lo referente a la historia, no sé, pero me parece que en definitiva y analizándolo con cierta perspectiva, resulta bastante sosa y nada interesante. Es una pena porque creo que Silva tiene muy buenas ideas. De hecho, la novela empieza de una manera lo bastante inquietante como para querer seguir leyendo, pero según avanza la narración, la historia pierde fuerza y termina por quedarse en poco. Otra cosa son las ayudas inesperadas del destino, que no digo que no puedan existir pero que resultan difíciles de creer. En este caso concreto, creo que el hecho de que la investigación sufra un parón de meses y se alargue en el tiempo, es una circunstancia que se nota en la lectura y no juega nada en su favor. Tengo que decir que me gustó mucho más El lejano país de los estanques, pero esto como lo demás, son sólo opiniones personales y subjetivas.

De cualquier manera, es innegable que ciertamente resulta una buena lectura, de ésas con las que se pasa un rato entretenido pero sin nada más que poder comentar al respecto. No he sido capaz de ver si existe algún tipo de moraleja o de reflexión digna de considerar. Podríamos hablar de la corrupción, del poder del dinero, pero nada de esto resultaría más escandaloso que lo que vemos en el telediario todos los días, claro que igual habría que tener en cuenta que esta novela se escribió en el 1999. No recuerdo si por aquel entonces la cosa era ya tan evidente.

Un saludo, Lola.

P. D: Creo que existe una adaptación de esta novela con Ingrid Rubio y Roberto Enríquez, pero por el momento no me apetece ni oír hablar de ella.